Mes y medio después exactamente, se reencontró el Celta de Vigo con la victoria. No se cortó la racha en la competición doméstica, pero se hizo en el torneo del KO, lo que les valió a los olívicos el pase a los octavos de final de la Copa del Rey ante un Las Palmas bien plantado, que es firme candidato a ascender al olimpo del fútbol español. Merced a un tanto de Orellana, que apenas llevaba un cuarto de hora sobre el tapete de Balaídos; el partido se encaminaba a una prórroga que no disgustaba al combinado vigués, ya que el rival sólo le quedaría defender el resultado durante 30 minutos con un hombre menos, -por la expulsión del ex-deportivista Aythami en el minuto 66 de juego-, evitando el gran número de acometidas celestes para no llegar a la lotería de los penalties, que ningún equipo que vaya a por el partido en tiempo de juego, quiere que llegue.
Horario poco propicio para la afluencia de público al municipal vigués, que finalmente ocupó poco más de medio aforo, seguramente repercutido por motivos laborales y quién sabe si por la semifinal del Mundial de Clubes que estaba disputando simultáneamente el Real Madrid en Marruecos - emitida en abierto- fuera otro detonante de la "pobre" entrada. Encuentro emotivo ya que volvía a casa uno de los místers más queridos por el celtismo, Sir Paco Herrera, que sacó las primeras voces en un ambiente desangelado. Ni el habitual recitado de la alineación por parte del speaker levantó tanto los ánimos de los aficionados locales.
Así, el Celta de la partida era el siguiente: Rubén Blanco en portería (consolidado guardameta de la copa), con una línea defensiva formada por Jonny en el lateral derecho y Carles Planas en el izquierdo; centro de la zaga para los catalanes Andreu Fontás y Sergi Gómez. Por delante, el serbio Nemanja Radoja, flanqueado en los interiores por el mago danés Michael Krohn Dehli y por el aguerrido Álex López. Arriba el tridente en punta contemplaba la novedad de Santi Mina que viene llamando a la puerta de la titularidad con sus últimas actuaciones, en detrimento de Fabián Orellana, que fue el damnificado del enésimo desfalco liguero, en el polémico partido de La Rosaleda. Un apagado Nolito en el otro flanco de ataque y Joaquín Larrivey en punta, que recuperaba la titularidad tras poblar el banquillo en el feudo malaguista.
El conjunto canario venía menos descansado que los celestes ya que disputó entre semana hace siete días ese partido aplazado en Sabadell y un exigente choque en la lucha por el ascenso en El Colombino. El entrenador pacense formaría con Raúl Lizoain en puerta; con Simón y el ex-olívico Ángel en los laterales, Marcelo Silva y el ex-herculino Aythami como pareja de centrales; pivotando por delante, Hernán y Jesús Rodríguez y acompañando al solitario Araujo en punta, una línea de tres integrada por Culio, Roque Mesa y un viejo guerrero llamado Nauzet Alemán.
Arrancó fuerte el equipo local, que era quién tenía que remontar la eliminatoria. Con el guión habitual de mantener el esférico en campo contrario y tocar abundantemente el mismo -a veces excediendo en el fútbol plano- hasta lograr crear alguna ocasión. La tuvo Nolito a los cinco minutos, pero al sanluqueño se le enredó la pelota entre sus piés y acabó haciéndosele de noche, como habitualmente sucede cuando posee la bola. Poco después, sería el participativo Santi Mina el que probaría suerte, siendo desbaratado su disparo por el meta canario, al igual que uno posterior de MKD.
En torno al minuto 20 de juego llegaría el gol que daba el virtual pase al equipo del Toto; un buen servicio de Álex López a Joaquín Larrivey, que rompería esa mala racha del ariete argentino con el gol. Tanto que entró pegado a la cepa del poste izquierdo de Lizoain, tras meter bien la bota el albiceleste anticipándose a la defensa insular. Dispondría de otras dos ocasiones de "libro de ariete" Larrivey, pero una se la paró Lizoain cuando tenía toda la portería para colocarla y la otra la mandó fuera. Mediada la primera parte, "rifirrafe" entre Ángel y Santi Mina que se salda con amarilla para ambos y la expulsión del Toto por protestar enérgicamente la decisión de amonestar al canterano. Con la victoria mínima local llegaba el choque a su ecuador.
En la reanudación, buscaba el Celta pronto el gol de la tranquilidad y lo logró merced a un constantemente incisivo Santi Mina que batió cruzándola bien ante Lizoain por bajo, gracias a una fenomenal asistencia de Nolito, con una diagonal bien trazada al canterano. Excelsos ambos, tanto en asistencia, desmarque, como finalización. Poco iba a durar la tranquilidad viguesa, ya que en lo poco reprochable a los pupilos del Toto anoche, fue caer una vez más en sus errores pasados. Enésimo córner sacado en corto que no encuentra destinatario y le vale a Las Palmas para montar un vertiginoso contraataque que convertirían en oro. Mal el Celta en el repliegue, reculando excesivamente y no yendo a cortar la jugada en zona poco peligrosa, principalmente por parte de Jonny y MKD. Se igualaba el resultado de ida y se le ponía todo a favor a los insulares, que un gol suyo implicaba dos del Celta para pasar los gallegos. Doble cambio de Las Palmas: entraban por Cristian Hernández y Momo, por Ángel y Hernán, respectivamente.
Araújo silenciaría Balaídos con un disparo pegado al palo izquierdo de Rubén -con el mosense prácticamente batido-, que podría dar la eventual igualada del choque. Un minuto después, Aythami echaría por tierra muchas opciones de clasificación de los canarios con su segunda amarilla. A partir de ahí, obvio dominio celeste, pero sin el suficiente peligro, ni alarde de estar jugando contra un hombre menos.
En torno al ecuador de la segunda mitad, gol anulado a Larrivey, precediendo al carrusel de cambios en las filas locales. Entrarían Augusto Fernández por Jonny, en busca del tercer tanto y dejando una arriesgada defensa de tres hombres. Luego Santi Mina, marcharía algo tocado, y ovacionado por el respetable, debido a su gran partido y bueno momento actual. En su lugar, turno para el finalmente héroe de la noche, Fabián Orellana. Y por último, cuando todo olía a prórroga, entraba Hugo Mallo para evitar una sorpresa de última hora en el sitio del siempre trabajador, Radoja.
Cinco minutos de prolongación decretaría el colegiado Teixeira Vitienes. Ambos equipos parecían firmar una prórroga con una posesión del Celta sin atisbos de hacer daño y un Las Palmas conforme con ir al tiempo extra, pese a disponer de un efectivo de menos. Hasta que Orellana pilló el balón y dejó entrever que estaba en desacuerdo con ir al período de desempate. Se internó desde la banda derecha, volvió loco a su marcador y la mandó colocada al palo derecho de Lizoain, haciendo inútil su estirada. El Celta lo tenía prácticamente hecho ya y pudo conseguir un cuarto tanto, pero Augusto no logró batir al citado meta canario.
Victoria que da oxígeno al Celta, para despedir el año ante el Almería en el feudo vigués el próximo viernes y finiquita así un desamor con la victoria que ya duraba 45 días. Para Las Palmas puede ser positiva esta eliminación, ya que únicamente se centrará en ese ansiado ascenso, -que desperdició en junio pasado en el último minuto-, en un categoría tan cargada de encuentros como disputada por sus contendientes.
Ahora que mejor regalo de Reyes para los habituales asistentes al coliseo vigués, que esa ida de octavos en Balaídos en la tarde de la "Epifanía" ante presumiblemente el Athletic de Bilbao (verdugo celeste en la pasada edición), que deberá doblegar al Alcoyano esta noche en San Mamés.
FICHA TÉCNICA
3-R.C.Celta:
Rubén, Jonny (Augusto, min.75), Sergi Gómez, Fontás, Planas, Radoja
(Hugo Mallo, min.89), Krohn-Dehli, Álex López, Santi Mina (Orellana,
min.77), Nolito y Larrivey
1-Las
Palmas: Raúl Lizoain, David Simón, Aythami, Marcelo, Ángel López
(Cristian, min.53), Hernán (Momo, min.63), Jesús, Nauzet (Tana, min.81)
Alemán, Roque, Culio y Araujo
Goles: 1-0, min.18: Larrivey; 2-0, min.49: Santi Mina; 2-1, min.52: Nauzet; 3-1, min.91: Orellana
Árbitro:
Teixeira Vitienes, del comité cántabro. Expulsó a Berizzo (min.32) y a
Aythami (66) y amonestó a Santi Mina, Nolito, Ángel López, Nauzet,
Marcelo
Campo: Balaídos, 11.320 espectadores
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