Llegaba el Levante a Balaídos, tras la destitución del vizcaíno Jose Luís Mendilíbar, donde la manita del Madrid en el Ciudat de Valencia le condenó definitivamente. Y en su lugar, se incorporaba al banquillo levantino el granadino Lucas Alcaraz, con dilatada experiencia en clubes de todo el territorio nacional, tanto en Primera División, como en la categoría de plata del fútbol español. Y para gracia de celestes y desgracia de granotas no se cumplió el famoso tópico en el titular mencionaciado.
Obligado Eduardo Berizzo a variar el once inicial por segunda jornada consecutiva, en esta ocasión por el castigado Fabián Orellana por acumulación de amonestaciones y por la lesión del gerundense Andreu Fontás en un entrenamiento vespertino al partido de la semana pasada en el Nuevo San Mamés. El sistema invariable, con el definido 4-3-3, que tan buenos resultados está dando.
Una semana más, el catoirense Sergio Álvarez en portería. Con una inédita defensa de cuatro formada por Hugo Mallo y el polivalente Jonny Castro en los laterales (éste último en detrimento de un Carles Planas venido a menos en sus dos últimos partidos ante Villarreal y Athletic) y en el eje de la zaga con el consolidado Gustavo Cabral y el internacional sub-21 Sergi Gómez, que encadena dos titularidades consecutivas, en detrimento del lesionado Andreu Fontás (uno de los fijos del esquema del Toto). La medular estaría compuesta por el incombustible Nemanja Radoja, crucial en las labores de contención al rival, el mago danés Michael Krohn-Dehli y de nuevo en el once el argentino nacionalizado chileno, Pablo Hernández. Arriba, caídos a las bandas Santi Mina por la derecha y el revalorizado Nolito en su posición habitual, ambos con labores más de interiores que de extremos. Y en punta Joaquín Larrivey, que garantiza goles cada vez que pisa el césped de Balaídos.
El Levante en cambio, partía con el vigués Diego Mariño bajo palos, en defensa Pedro López, Héctor Rodas, el ex-céltico Juanfran y Nikos Karabelas, en medio campo el verdugo celeste de antaño Pape Diop, Simao Maté, Rubén García, el austriaco Ivantschitz y Morales y en punta el gaditano David Barral.
Arrancaba el partido, con el guión de antemano, el Celta desplegando su habitual fútbol posicionado en campo rival y el Levante con su ya conocida actitud especulativa, que tan buenos resultados le trajo sobre el pitido final en el Viejo Balaídos en las dos temporadas anteriores. Con ello, los primeros disparos a puerta fueron obra del Tucu Hernández, que no cogieron ninguno la meta de Diego Mariño. Entre medias el Levante dio un susto a la hinchada celeste en su primera aproximación al área de Sergio en una jugada rocambolesca que consiguió atrapar el gato de Catoira sobre la línea de gol prácticamente. Y como no, llegando a la media hora de juego, apareció el hombre-gol de Balaídos, el argentino Larrivey, que aprovechó una fenomenal asistencia del Tucu Hernández que lo dejó sólo para batir sin problemas a Mariño. Gol histórico, ya que el ariete albiceleste igualaba el récord del bosnio Vlado Gudelj de la temporada 1991-1992, que encadenara cinco partidos en casa haciendo diana, desde el arranque de la competición doméstica. Lo de Larri tiene pinta de suma y sigue, ante su claro idilio con el gol en el césped de Balaídos. Pudo repetir el propio Larrivey, pero su disparo se fue lamiendo el poste, tras una jugada trenzada y un buen pase del sanluqueño Nolito. Y así llegamos al tiempo de receso.
Doble cambio introducido por Alcaraz en las filas del Levante en el descanso. El Celta seguía dominando a la vuelta de vestuarios, pero no con la misma marcha de los primeros 45 minutos, entrando en una dinámica poco positiva, quizá reculando más de lo debido, con varias cesiones a Sergio que una de ellas pudo costar caro, merced al mal despeje del catoirense (que asumió su error ipsofacto). Ello hizo creer en el empate al Levante y Berizzo, metió al combativo Levy Madinda por el "debutante" Santi Mina, para no caer en errores pasados como ante Real Sociedad y Córdoba y así evitar las rápidas salidas del rival ante un Celta que pudiese volcarse en aumentar su ventaja. Aún así, en su único disparo a puerta, la tuvo el Levante, con un sublime zapatazo de 40 metros del austriaco Andreas Ivanschitz, que repelió el larguero con violencia en un disparo que silenció Balaídos y por inercia al instante empujó al equipo local a que sentenciase el choque. Por lo que los jugadores celestes se pusieron el mono de trabajo de nuevo, recuperando su intensidad de los inicios de los partidos y asediando el área del meta vigués del Levante. Hasta que llegaron los frutos de ese fugaz trabajo, con el doblete de Larrivey y ya en el último minuto, redondeando a un 3-0 (quizá excesivo visto lo visto en esta segunda parte) con un disparo lejano del departamental Álex López, que entrara minutos antes por Pablo Hernández, que no consigue atajar Mariño, tras un error garrafal suyo. Pocos minutos para Charles una vez más, que entró por el ovacionado Larrivey, que se lo está poniendo difícil al brasileño... al menos en Balaídos.
El Celta consigue una justa y victoria balsámica que le coloca provisionalmente sexto en la tabla, en puestos de Europa League, a la espera de lo que haga este domingo el Villarreal en el siempre difícil Sánchez Pizjuán y a afrontar con ilusión su visita del próximo sábado al Camp Nou. El Levante, a seguir trabajando, que este año está teniendo más problemas que nunca para salir del pozo de la tabla clasificatoria.
Escrito por @HuguinsonEC
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