Paco Herrera (vía
moiceleste)
Los designios del azar son
caprichosos. Hay relaciones que, por mucho que pase el tiempo, jamás
podrán olvidarse y más si han dejado buenos recuerdos en tu
memoria.
Así sucede en el mundo del fútbol,
dónde muchos entrenadores van y vienen sin dejar huella, pero dónde
otros consiguen ganarse el cariño de la afición. Hoy, se celebraba
el sorteo para 1/16 de final de la Copa del Rey y, sin duda, ante la
ausencia de un posible derby con el Lugo, estaba claro que equipo
queríamos que tocase al Celta. El conjunto esperado por todos los
celtistas no era otro que Las Palmas, en el que ahora defiende sus
colores Paco Herrera. Y así sucedió, los deseos se convirtieron en
realidad. Las Palmas y Celta lucharán por un pase a octavos de final en las fechas: 3 diciembre (ida) y 17 diciembre (vuelta). El rival, en caso de pase, el Alcoyano o el Athletic de Bilbao.
En Vigo, sigue guardándose gran
recuerdo del míster artífice del ascenso. Pero no sólo logró eso,
sino que también consiguió crear un vínculo del equipo con la
afición que, por suerte, mantenemos hoy en día.
Paco Herrera llegó al Real Club
Celta, procedente del Villarreal B -también tuvo un paso como
segundo entrenador de Benítez en el Liverpool-, en la temporada
2010-2011. El club celeste deambulaba por la Segunda División tras
“sufrir” a varios técnicos como Pepe Murcia o López Caro. Sin
embargo, “paquiño” sabría aprovechar la herencia que le dejó
su predecesor, Eusebio Sancristán. Con Eusebio comenzaría el
cambio, introduciendo a jóvenes canteranos de la casa, y con Paco
Herrera culminaría ese cambió hacia el proyecto de cantera que, en
la actualidad, es la piedra angular del Celta.
Joan Tomás y De lucas
(vía halacelta)
Pero además, el cambio también se
produciría en materia de fichajes. Con Herrera, llegaron futbolistas
que dieron un plus de competitividad al equipo como De Lucas o David
Rodríguez, lo que mezclado a los talentos de “A Madroa” como
Hugo Mallo, Yoel o Aspas, provocarían que el Celta comenzase a
luchar seriamente por regresar a la máxima categoría del fútbol
español.
Las casi tres temporadas que Paco
Herrera estuvo en el Celta pueden calificarse de notable. Durante la
primera -a su vez, primera temporada del nuevo sistema de playoff-,
el equipo pegó un salto de calidad que le permitió estar en las
primeras posiciones toda la temporada. Sin embargo, en las últimas
fechas del campeonato los celestes sufrirían un bajón, lo que
provocaría que tuvieran que conformarse con ser sextos y disputar el
playoff de ascenso. Lo que pasó en Granada es de sobra conocido por
todos.
La segunda temporada fue la de la
confirmación. El varapalo recibido en el playoff de ascenso sirvió
para madurar a los futbolistas y para crear una unión con la grada.
Una unión que procede del dolor. Con un año más de experiencia de
nuestros canteranos y con fichajes que por un lado dieron más
experiencia al equipo como Mario Bermejo y por otro dieron otro salto
de calidad como Orellana en el ataque o Oier en la defensa, el Celta
se mantendría en la zona alta de la clasificación durante toda la
temporada y en las últimas jornadas de Liga viviría un duelo de
infarto con el Real Valladolid que finalmente, gracias al Joan
Tomasazo y al Manuchazo, decaería del lado celeste. Esa temporada,
se volvería a reeditar el clásico gallego y ambos conjuntos
ascenderían de la mano en la última jornada. El Celta, lo lograría gracias a un
clarísimo “que se besen” frente al Córdoba en un partido sin
historia y dónde únicamente se esperaba el pitido final para
celebrar el ansiado ascenso tras 5 años en las catacumbas.
Los jugadores del Celta
manteando a Paco Herrera el día del ascenso
Lo habíamos logrado. Eso que tanto
había costado, un ascenso tras haber tenido que tragar mucha
“mierda” en el infierno. Y, sin duda, el artífice no era otro que
Paco Herrera.
Sin embargo, todo el éxito que había
cosechado con el Celta en Segunda División no podría trasladarlo a
la élite del fútbol en España. El Celta jugaba bien, poseía un
estilo atractivo de toque de balón y recibía múltiples halagos
desde medios nacionales. Pero las victorias no llegaban y el equipo,
poco a poco, iba cayendo a posiciones rojas de la tabla. A todo esto,
hay que añadirle un mercado invernal “movidito” dónde hubo
cruce de declaraciones de Paco Herrera hacia varios futbolistas del
plantel, en concreto hacia Iago Aspas y Roberto Lago. Y no le faltaba
razón, Aspas vivía en una nube de la que Herrera quería bajarlo.
De esta manera, el cruce de
declaraciones entre entrenador y futbolista llevó a que los
jugadores le acabaran haciendo la cama y propiciasen su destitución.
El culmen llegaría en el partido contra el Getafe, dónde tras
perder 3-1 y sin vislumbrar un cambio positivo ante la deriva del
equipo, la directiva celeste optaba por un cambio de entrenador.
Al final, en el mundo del fútbol,
solo importan los resultados y ese fue el “enemigo” principal de
Herrera en Primera. Paco Herrera se iría entre lágrimas y casi por
la puerta atrás del club, pero sobre todo se llevaría la gratitud
de una afición que lo adora. Llegaría un nuevo técnico, Abel
Resino, y los medios nacionales inventarían mil y una historias
falsas sobre los motivos de porque no estaba acompañado de Salva
Ballesta. Pero desde su marcha, Paco Herrera no era Paco Herrera, era
Don Paco.
Gracias Paco por tu entrega diaria,
por pulir a las promesas celestes que hoy llevan el escudo del Celta
por medio mundo. Y, sobre todo, GRACIAS POR DEVOLVERNOS AL LUGAR QUE
NOS MERECEMOS. En diciembre (partido de vuelta de la Copa), volverás a la que fue tu casa y te
recibiremos con los brazos abiertos. GRACIAS DON PACO!
Escrito por @mundo_celeste
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