martes, 7 de octubre de 2014

LA CONTRACRÓNICA: Y A LA SÉPTIMA LLEGÓ

Radoja en disputa de balón con Uche

Y a la séptima llegó. Primera derrota de un Celta que se había mantenido invicto a lo largo de las primeras 6 jornadas de Liga. Y lo hizo muriendo en el campo, con las botas puestas, como tiene que ser y como reclamaría cualquier aficionado orgulloso de su equipo al ver dejar absolutamente todo en el terreno de juego.

Pero no fue una derrota justa, ni mucho menos. El conjunto celeste dominó el partido por completo, desde el inicio hasta el final, mientras que el Villarreal se encontraba agazapado atrás en busca de una contra o de una pérdida rival. Asimismo, tampoco ayudaría la actuación del árbitro.

Durante el partido, el Celta se gustaba con el balón pero, en esta ocasión, no existía la efectividad que ha caracterizado a los olívicos en este inicio de Liga. A su vez, Nolito -elegido por la Liga como el mejor jugador del mes de septiembre, dato insuficiente, parece ser, para ser nombrado por el seleccionador- repetía una y otra vez su misma jugada partiendo desde la izquierda y yéndose hacia el centro pero una y otra vez no le salía. Cuándo le sale todo, es una maravilla, cuando no, puede acabar desesperando al público.

¿Pero de que sirve dominar el esférico si no metes gol? Eso debieron de pensar los aficionados célticos y los propios jugadores cuando, en dos minutos, el encuentro se puso muy cuesta arriba para los vigueses. Moi Gómez, en dos ocasiones -minutos 32 y 33-, desnivelaba la balanza hacía un equipo que apenas había inquietado la portería del “Gato de Catoira”.

Pasaba lo de siempre en Balaídos, el Celta dominaba, controlaba el balón pero era el rival quién asestaba una puñalada (en este caso doble) con los méritos justos. Sin embargo, pronto la afición recuperó sus ánimos tras reducir distancias el Celta gracias al robo de Nolito en mediocampo y a la buena definición de Larrivey (a ver si aprendemos a corear el segundo JO-A-QUÍN del speaker).

Hugo Mallo en pugna de balón con Cherysev.

De esta manera se llegaba al descanso. Tras la reanudación, más de lo mismo. El Celta navegaba y navegaba de lado a lado, jugando con el balón entre Nolito, Krohn-Dehli y Orellana pero naufragaba en las orillas de la meta de Asenjo. El bombardeo naval era constante hacia un “submarino” amarillo que velaba armas. Las hubo de todos los colores y sabores: de cabeza, de lejos, en jugada combinada.....pero no era el día para llevarse el ansiado botín.

En busca del deseado empate, se vio por primera en Balaídos la pareja Larrivey-Charles (tras sustitución por el ferrolano Álex López). Pero de nada serviría jugar con dos puntas cuando el equipo quedaba desguarnecido atrás, después de que el colegiado mostrase doble amarilla a Fontàs.

Y, como no podía ser de otra manera, con el Celta volcado y con un jugador menos, el Villarreal aprovechó una perfecta contra que acabaría remachando a la red Vietto. Ya era imposible la remontada y la gente comenzaba a desfilar por los vomitorios del estadio. “No se puede ganar siempre” decía uno, “lo han dado todo” decía otro. Lo que sí está claro es que, a pesar de la derrota, todos nos fuimos contentos para casa y muy orgullosos de los jugadores que defienden nuestro escudo, porque vimos a un Celta dejándose el alma en cada balón y en cada intento de remontar un partido que se puso muy difícil en la primera parte.

Quizás, sólo quizás, sea una cura de humildad para todo el celtismo y, en concreto, para aquellos que pensaban que ya estábamos en Uefa el año que viene. Conviene no olvidar nunca de dónde venimos y cuál debe ser el objetivo real esta temporada para no pasar apuros económicos en el futuro. Hay buenos mimbres, muy buenos, pero aún no se ha roto el molde que permita soñar con algo más que la permanencia.

Parafraseando al “Cholo”, partido a partido. Con esa mentalidad y el buen juego que siempre solemos desplegar nos esperan tardes ilusionantes de fútbol. Ahora, un (nuevo) breve parón por selecciones donde el “profe” Fernández ya avisó que iba a dedicarlo para mejorar la preparación física de los futbolistas. Después, tocará visitar a unos leones heridos. Será entonces el momento de seguir demostrando el “nobre xogo, afouteza e corazón” que reza nuestro himno.


Escrito por Diego Bermúdez de @mundo_celeste

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