miércoles, 7 de enero de 2015

LOS REYES LLEGARON A BALAÍDOS

Escrito por Hugo Estévez (@HuguinsonEC)

(vía Mundo Deportivo)

No es porque visitase Balaídos "el Día de sus majestades de Oriente" el que hasta hace una década era el rey de entorchados del torneo copero, sino que lo vivido en el coliseo vigués fue de continuos presentes por parte de unos y de otros a su rival. El esperpento defensivo ofrecido por ambos equipos estuvo muy a la orden del día, con cúmulos de imprecisiones, despropósitos en despejes y todo tipo de concesiones al rival para que rematasen con una facilidad pasmosa a gol; más por parte celeste, tal como el resultado final lo atestigua.


Paradójicamente, en la tarde de Reyes, el Celta y más en concreto, su entrenador Berizzo -por su pésimo planteamiento-, echó al traste el regalo con el que podía obsequiar a sus aficionados a final de temporada. Esa Copa del Rey que tanto vendió el Toto con su discurso a la que había que optar con todo, pero que con su puesta en escena contradijo. El argentino presenció desde el palco el choque, al igual que su compatriota Joaquín Larrivey, que cumplía el segundo encuentro de su injusta sanción.

El equipo que ponía Eduardo Berizzo sobre el césped vigués era el formado por Rubén Blanco, Jonny Castro en banda contraria, con Cabral (que jugó ayer, al no poder jugar sábado) y Sergi Gómez. Borja Fernández entraba en detrimento de Radoja, acompañado por Álex López y Augusto Fernández como pivotes ofensivos. Carles Planas como novedoso extremo izquierdo (uno de los lastres del Celta), sorprendentemente en el lugar de Santi Mina y Fabián Orellana en banda derecha. Y en punta, Charles Días, que se enfrentaba a su segundo examen.

"Txingurri" Valverde salía con Iago Herrerín en puerta, línea de atrás de cuatro hombres con Ander Iraola y Balenziaga como carrileros; y Etxeita y Aymeric Laporte como centrales. Mikel San José y su tocayo Rico como pivotes; con Óscar De Marcos e Iker Muniaín en bandas de ataque, Susaeta de enganche al hombre gol león, Aritz Aduriz.

No tardó mucho en llegar el primer despropósito defensivo. A los cinco minutos, falta sacada por los bilbaínos desde el flanco derecho de ataque, Aduriz cabecea ante la pasividad de la zaga celeste y San José remata a gol, ayudándose con la mano de manera un tanto involuntaria. Poco tardaron los celestes en reponerse del golpe y tras un saque de banda desde el flanco derecho, balón colgado al corazón del área, para que Álex López bata a Herrerín, que se quedó clavado ante el disparo del ferrolano. 

Al cuarto de hora, otra falta botada desde zona de tres cuartos de campo y se repite la jugada, pero desde lado contrario, cabeceo en forma de asistencia que Aduriz sólo tiene que empujar ante todo el marco para él. La desesperación de la afición local comenzaba a hacerse latente ante la facilidad con la que concedía el Celta los goles (dos en los primeros quince minutos) y se comenzaban a oír los primeros pitos de desaprobación con lo contemplado. El resto del primer tiempo, se tradujo en tímidas llegadas con poco peligro y mayor disputa sobre zona central.

Cambió el esquema Berizzo al descanso, ante el desfalco que había provocado con su planteamiento inicial y con motivo del desastroso resultado del experimento. David Costas pasaría a su posición natural (central), Planas al lateral izquierdo, mandando a Jonny al derecho y Sergi Gómez ocuparía el medio campo, junto a Augusto y Borja Fernández, tal como hiciera Fontás ante el Almería. 

Serían los primeros minutos de Jonny contra el mundo, con sus arrancadas por banda, demostrando que era el que más tiraba del carro para arreglar el desaguisado del equipo. A los diez minutos en una de las internadas celestes, despeja Herrerín, Balenziaga no puede ser menos que los olívicos en los esperpentos defensivos y cede de cabeza a su portero, que se encontraba a media salida. Se adelanta Charles y bate por encima a Herrerín. Eran los mejores minutos del Celta y la tuvo Orellana -antes de ser sustituido por Santi Mina- para poner por delante por primera vez al Celta, pero su disparo, tras controlar el esférico se fue alto.

Nada más entrar el canterano, enésimo despropósito defensivo del Celta, despejando mal un balón al que van dos hombres a la par, el cuero sale despedido en horizontal, tocándola aún para más inri el otro defensa y le queda propicio a Markel Susaeta para volver a adelantar a su equipo (2-3), mandándola por el palo corto, donde nada pueden hacer Rubén y Jonny que se lanzó a cortar el disparo del jugador vasco. En torno al minuto setenta, absurda mano de David Costas que le acarrea su segunda amarilla y lo manda a vestuarios antes de tiempo. Fue su punto final a otra de sus pobres actuaciones.

Carrusel de cambios en la siguiente decena de minutos en ambos equipos. En el Athletic entrarían Viguera, Gurpegui e Iturraspe en el sitio de Muniaín, Etxeita y Mikel Rico, respectivamente. Por parte celeste, las variaciones serían de Radoja por Augusto Fernández y Pablo Hernández por Álex López.

El colmo a una tarde para olvidar o difícil de olvidar fue el placaje de Cabral a Aduriz en un saque de esquina, para el cuál el colegiado andaluz Pérez Montero decretaría con justicia como penalty, que se encargaría de transformar el propio Aduriz, llevando el 2-4 al electrónico. Así acababa una tarde aciaga en Balaídos, despidiendo por primera vez con una sonora pitada a los suyos.

Virtualmente clasificado el Athletic para los cuartos de final, ya que el Celta necesita anotar tres tantos en San Mamés en el mejor de los casos y el bagaje goleador celeste no alardea ningún positivismo para que se cumpla el principal requisito de éxito de los suyos.



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